Que a Artur Mas y a sus socios se les ha ido de madre está claro. Pero más claro está que la independencia, que un día empezó siendo una conversación en la terraza del bar entre unos amigos, hoy sirve para tapar las desvergüenzas del Partido de Convergència y el desgobierno de la Generalitat, también.
Gente que sobra en todos los partidos, por sinvergüenzas y ladrones, es cierto. Pero más cierto es que todos los del Partido Popular, -ya que me aseguro la crítica al hablar de corrupción-, están fuera del PP, cosa de la que no pueden presumir los convergentes catalanes.
Ya está bien. Decía en el primer párrafo que l’Honorable President llena de pajaritos la cabeza de los catalanes diciéndoles que en menos de un año estarán fuera de España. Artur Mas se esconde de número cuatro y sus socios no se atreven a decir la verdad: una Catalunya separada del resto de España quedaría fuera de la UE y tendría unas consecuencias económicas desastrosas para todos. No nos damos cuenta que la victoria del bloque rupturista es sinónimo de ruina para Catalunya.
Mas esconde que mientras la inversión extranjera ha crecido más de un 8% en los últimos años en el conjunto de España, ha disminuido un 13% en Catalunya, o que la deuda del Gobierno catalán asciende a 9000€ por habitante, con los impuestos más altos de España.
Vemos que en lugar de debatir sobre el crecimiento y bienestar de Catalunya, se pierde el tiempo en confrontaciones inútiles y que muy lejos quedan de las verdaderas preocupaciones de la inmensa mayoría de las personas que viven en la comunidad catalana.
Y es que yo no quiero usar el pasaporte para cruzar de Vinaròs a Alcanar. Tengo muchos conocidos en Cataluña que se sienten como yo: de su Comunidad Autónoma y de España. Y es lógico, ser español significa enorgullecerse de nuestra forma de ser y de actuar; de ser expresivos y sinceros; de admirar nuestra historia y la libertad.
Queda claro, entonces, cual es la misión de Mas y los suyos… nunca una frase les había cuadrado más como la del título. Se ve a leguas de qué carecen.
Carles García Fas